MENORCA, EQUILIBRIO NATURAL
La isla de Menorca
convive en plena harmonía con la naturaleza. De hecho, la UNESCO le otorgó el título de Reserva de la Biosfera en 1.993 por
mantener un equilibrio entre el desarrollo y la conservación de un entorno y
de una naturaleza privilegiada. La más septentrional de las Baleares es,
además, un auténtico museo al
aire libre, al contar con 1.500
yacimientos
arqueológicos de primer nivel,
por el que acaba de ser seleccionada como candidatura de España a Patrimonio de la Humanidad por su cultura talayótica, única en el
mundo.
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Menorca es la
más tranquila de las Islas
Baleares, y en la que se vive a otro ritmo. Se podría decir que aquí nació el Slow como filosofía de vida... Seguramente por su aire limpio, por su
temperatura (que en verano no sobrepasa los 30ºC de media); seguramente por
su mar. Porque Menorca vive el
Mediterráneo por sus cuatro costados: desde las 70
fabulosas playas de su costa, hasta
las costumbres de su
gente, pasando por su rica gastronomía marinera. Y ahora que se acerca el verano, Menorca
vive un mar idóneo para navegar, bañarse o practicar cualquiera de las
actividades que se ofrecen al visitante.
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Hablar de Menorca es hacerlo también de una historia intensa, al ser una isla codiciada durante siglos por
diversas civilizaciones y nacionalidades, con un pasado británico en el siglo
XVIII que dejó una huella todavía hoy visible en la isla.
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Dicen que Menorca es la isla encantada por esa historia, por
su paisaje, su mar... Dicen que Menorca es la isla que encanta y atrapa a sus
visitantes.
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